Establecer horarios y rutinas es fundamental e importantísimo desde las edades más tempranas. Esto ayuda a nuestros hijos e hijas a construir el equilibrio emocional que les proporciona un mecanismo importantísimo dentro de su educación y en la construcción de su personalidad.
Todo el mundo necesita algún tipo de rutina para establecer una normalidad, una forma de hacer las cosas y una sensación de seguridad. Los niños y niñas a menudo temen lo desconocido, ya sea algo tan simple como un alimento nuevo en su plato, o un gran cambio en la vida, como mudarse a una casa diferente o tener un nuevo hermano/a. Si bien el cambio es una oportunidad de aprendizaje, también puede ser estresante para los niños y niñas. Por eso las rutinas ayudan a conseguir comodidad y consistencia.
Al igual que los adultos, los niños/as se sienten más confiados y seguros cuando sus actividades diarias son predecibles y familiares. Un horario diario consistente y rutinas paso a paso les dan a los niños/as un día predecible. Establecer horarios y rutinas ayudan a:
- Sentirse seguro, protegido y cómodo,
- Saber lo que está sucediendo ahora y lo que viene después.
- Saber hacer una actividad o tarea.
- Participar en el aprendizaje.
Las rutinas diarias pueden incluir cosas sencillas como:
- La hora de prepararse por la mañana.
- La hora del baño, la hora de la comida, la hora de la siesta y la hora de acostarse.
- Tareas domésticas, horarios de cocina y limpieza.
- Tiempo de juego, tiempo en familia y juegos al aire libre.
¿Por qué son importantes las rutinas y los horarios?
Cuando los bebés y los niños y niñas forman parte de actividades y rutinas familiares, desarrollan relaciones con las personas con las que interactúan y adquieren un sentido de pertenencia y confianza en sí mismos. A medida que van creciendo, pueden seguir esas rutinas, demostrar una independencia y adaptarse a los cambios más fácilmente.
7 razones por las que debemos establecer una rutina
- Ayuda a nuestro hijo/a a tener un horario. Una rutina constante favorecerá al reloj biológico con muchos aspectos básicos del día a día, como puede ser: capacidad para tomar siestas y dormir bien por la noche, capacidad para comer comidas saludables y completas, evacuaciones regulares, disfrutar de juegos saludables y tiempo al aire libre, mostrarse calmados y relajados…
- Une a la familia. Cuando un niño o niña sabe qué esperar y se asimila las actividades familiares regulares, comienza a comprender lo que es importante. Esto fortalece los valores, creencias e intereses compartidos.
El niño/a, por ejemplo, puede notar que desayunar juntos los sábados por la mañana es importante. Del mismo modo, pueden entender que el tiempo en familia es un momento o actividad especial. La familia se une haciendo juntos cosas importantes y regulares.
- Establece expectativas. Las rutinas rompen “las luchas” por recoger los juguetes al final del día o bañarse. Los niños y niñas se acostumbran a saber cuándo es la «hora de recoger» y la «hora del baño».
- Crea un hogar más tranquilo. Como todos los miembros de la familia saben qué esperar, se reduce el estrés y la ansiedad. Todo el mundo sabe lo que viene después. Se sentirán valorados porque están incluidos en los planes y no se sentirán obligados a hacer algo.
- Aporta confianza e independencia. Aprenderán cuándo es el momento de cepillarse los dientes o ponerse el pijama. Se enorgullecerán de saber lo que se supone que deben hacer, y de hacerlo por sí mismos. Cuando los niños y niñas se sienten empoderados e independientes, es menos probable que se rebelen o tomen represalias.
- Establece hábitos saludables y constructivos. Desde cepillarse los dientes regularmente hasta hacer la tarea todas las tardes, las rutinas ayudan a establecer hábitos constructivos. Así también aprenderán a administrar mejor su tiempo. A medida que se hagan mayores, tendrán más autodisciplina en términos de hábitos saludables de aseo y alimentación, además de estudiar y limpiar sus habitaciones.
- Ofrece estabilidad en momentos de cambio o estrés. Los cambios y el estrés afectan la vida y la sensación de seguridad de un niño o niña, como un divorcio, un cambio en el sistema escolar o la incorporación de un nuevo hermano. Cuando la familia tiene una rutina establecida, la normalidad está presente en la vida del menor, pase lo que pase.
Mantenerse flexible
Si bien establecer y mantener una rutina tiene una gran cantidad de beneficios, también es vital mantenerse flexible. La espontaneidad y la creatividad son factores importantes en la vida de un niño o niña. Cuando un horario se vuelve demasiado reglamentado o estricto, los beneficios se reducen y los niños y niñas pueden sentirse controlados por él en lugar de liberados por él (que es el objetivo final).
Cómo retomar la rutina tras las vacaciones
Nunca viene mal tener en cuenta algunos consejos para que nuestros hijos o hijas vuelvan a su rutina habitual tras unas vacaciones de la manera menos dolorosa posible.
Prepáralos el fin de semana anterior, explica a tu hijo/a que pronto regresarán las clases. Lleva esa preparación un paso más allá reforzando la hora de acostarse. Al igual que nuestras mentes y cuerpos necesitan tiempo para reajustarse a nuestros patrones de sueño, los niños/as también lo necesitan. Acostarlos más temprano hará que la hora de levantarse el lunes por la mañana sea mucho más fácil de manejar.
Retoma tu propia rutina. Los niños/as observan nuestro comportamiento mucho más de lo que nos damos cuenta. Seamos el ejemplo a seguir.
Déjalos que protesten. Si saber que tienen que volver a clase nos le parece una buena noticia, déjalos que exterioricen. Dales tiempo para que expresen sus sentimientos y luego explícales que aunque los comprendes y empatizas, las cosas son así.
Muestra más amor. La ansiedad por separación es a menudo la culpable del desdén de los niños/as por regresar a la escuela, así que asegúrate de pasar un poco más de tiempo con ellos.